Familia Sábat

 Historia de la familia Sábat, un linaje que dejó huella en Castellón

La familia Sabat es una estirpe que marcó profundamente la historia de Castellón. El primero en establecerse en la ciudad fue Juan Sábat Mascarós (1824-1906), quien llegó desde Igualada (Barcelona) y se asentó en la calle González Chermá (hoy calle Enmedio), donde fundó una casa de huéspedes conocida como «Fonda la Igualadina». Este establecimiento se encontraba en el lugar que, en 1921, pasó a albergar las oficinas de Correos y Telégrafos, anteriormente ubicadas en la calle Cervantes esquina Ausias March.

Los hijos de Juan nacieron en Castellón, donde participaron activamente en la vida política y cultural de la ciudad. Tanto él como sus tres hijos (Emilio, José y Luis) y uno de sus nietos (Evaristo) compartían un pensamiento religioso inconformista, lo que los llevó a optar por entierros civiles en el recinto destinado a personas «no pertenecientes al gremio de la Iglesia Católica». En contraste, su esposa, Dolores Suau, y sus hijas, Emerenciana y Carmen, fueron enterradas en el recinto católico, una práctica común entre familias de librepensadores, donde las mujeres solían asistir a la iglesia aunque sin confesarse. Carmen, casada con José Climent, tuvo dos hijas: Carmen y Josefa.

Emilio Sábat Suau (1869-1932), hijo mayor de Juan, estuvo casado con Carmen González Viciano. Fue dueño de una relojería en la calle Enmedio y trabajó durante 27 años como oficial de contabilidad en la corporación municipal, destacando por su impecable expediente. Además de ser miembro activo del partido Republicano, donde ocupó cargos directivos, Emilio participó en agrupaciones artísticas y musicales, inculcando en sus hijos –Juan, Emilio, Fernando y Evaristo– una pasión por la música.

Juan Sábat González, por ejemplo, estudió solfeo y piano en la Escuela Municipal de Barcelona y, junto con su hermano Evaristo, fundó en los años 30 la orquesta «The Melodic Boys», inspirada en el estilo de Glenn Miller. Además, fue pianista de la Coral Polifónica de Educación y Descanso y subdirector del Grupo de Danzas. También lideró la Compañía de Zarzuela «Peña Teatral», donde formó a numerosos actores y cantantes aficionados. Durante las Fiestas de Mayo, solían transportar un piano en una camioneta para realizar las rondas típicas por toda Castellón. En su honor, el 14 de noviembre de 1980 se le rindió un homenaje póstumo en el Teatro Principal de Castellón. Casado con Rosa Segarra, tuvo dos hijas: Carmen y Rosa María.

Su hermano, Evaristo Sábat González, era el primer violín de la orquesta Melodic. Estudió violín en el conservatorio de Castellón, alcanzando el 5º curso con sobresaliente. Lamentablemente, falleció en 1935, a los 26 años, sin haber podido completar sus estudios ni dejar descendencia.

Otro de los hermanos, Fernando Sábat González, fue técnico de radiodifusión en EAJ14 Radio Castellón, la primera emisora de la ciudad, inaugurada en 1933. Durante la Guerra Civil, conoció a la periodista venezolana Isabel Medina, con quien se casó en Venezuela, país donde falleció sin tener hijos.

Emilio Sábat González, por su parte, trabajó como contable en «Destilerías Vidal» y también estudió música, destacando en violín y violonchelo. Decidió emigrar a Caracas, donde se estableció definitivamente junto a su familia. Sus hijos, Emilio y Consuelo, continuaron su vida fuera de España.

José Sábat Suau (1872-1919), casado con Josefa González, tuvo dos hijos: Carmen y Felipe. Su hija, Carmen Sábat González, fue una destacada actriz de los años 20, conocida como "Carmencita". Comenzó en la compañía amateur «Linares Rivas» y se consolidó como profesional al sustituir a una actriz de la compañía «La Bové Torner» durante una gira. Se casó en 1927 con el actor Juan Sánchez. Su hermano, Felipe Sábat González, trabajó como oficial en la fábrica de Dávalos y fue padre del pintor Pepe Sábat Meliá, quien se casó con la soprano María Teresa Barrachina, aunque no tuvieron descendencia.

Luis Sábat Suau (1877-1937), casado con Carmen Vidal, tuvo dos hijas: Luisa y Amelia. Dibujante de profesión y sordomudo, Luis fue un defensor de los derechos de los niños con discapacidad auditiva. En 1934, solicitó a la Diputación Provincial la creación de una plaza de profesor de dibujo en la Casa Provincial de Beneficencia, un puesto que finalmente logró en 1935. Tras su fallecimiento, la Diputación Provincial asumió los gastos de su entierro y ofreció apoyo económico a su viuda.

Documentación: Periodico Levante 3-6-2018