El cénit de esta campaña lo constituye la caricatura de
Francisco González Chermá, en forma de esquela necrológica que "El Clamor
de la Democracia" publicó el día 13 de mayo de 1.883. Con un pésimo
gusto se habla del "ex-empleado con seis mil realetes que gastó en paellas
y libros de cocina". No sería la primera vez que se dudase de la
honestidad personal de Francisco González Chermá.
Ya hemos dicho antes que un
político de sus perfiles humanos y sociales debía de suscitar muchas
suspicacias y envidias entre sus correligionarios. En cualquier momento aflora
el desprecio hacia el hombre de orígenes humildes que llegó a las más altas magistraturas
-alcalde de su ciudad, diputado, líder del PR-CS...-. Mateo Asensi Giménez, un
republicano de gran valía intelectual -fue abogado-, a propósito de la polémica
que estamos analizando, llegó a calificar el proceder de Francisco González
Chermá como "propio de ignorantes..". La vehemencia de su carácter se
atribuía "a la diferente educación recibida". Quizás los redactores
de "El Clamor de la Democracia" comparaban la formación
universitaria de casi todos ellos -Gabriel Arasa, don Fernando Gasset, Bautista
Nogués, etc.- con el limitado nivel cultural de un zapatero. También los
liberales dinásticos, incluso dos años antes de la muerte de Francisco González
Chermá le rodeaban de infundios de este tipo:
(....) al Sr. González Chermá le gusta regalarse en la comida,
viste como un señor; permitiéndose hasta el lujo de gastar lentes de oro,
levita, sombrero de copa y cuanto gasta un caballero; habita en una de las
mejores y más céntricas casas de la capital; hace continuos viajes, y por fin,
vive en Madrid durante las legislaturas, a la vez que continua aquí su familia
sin que nada le falte (...)
En una palabra: el Sr. González Chermá no tiene bienes de
fortuna, no tiene oficio, no trabaja: es tan pobre como el que vive de la
caridad pública, y sin embargo, gasta como un señor. ¿De qué vive pues el Sr.
González Chermá?.
Sin embargo, años más tarde, a propósito del estudio de la
Ley de Incompatibilidades de la II República, Francisco González Chermá,
junto con otros políticos de Castellón, Victorino Fabra, Cayo Gironés,
Cristóbal Aicart, eran propuestos como modelos de honestidad, "nombres
desconocidos en el Registro de la Propiedad, a pesar de que la vida de la
provincia estuvo en sus manos...". Es cierto que Francisco González Chermá
no se enriqueció en el ejercicio de su vocación política y de los altos cargos
que desempeñó. A consecuencia de su participación en la revolución cantonal la
casa que heredó de sus padres incluso fue embargada en 1.873.
No resulta extraño dado que González Chermá sufrió hasta el año
1.882, 40 procesos por delitos políticos. En 1.884 fue procesado y condenado
nuevamente a una pena de ocho años y un día de prisión mayor, accesorios costas
por ataques a la institución monárquica . En este mismo año, el Obispo de
Tortosa ex-comulgó al diario "El Clamor" dirigido en aquel entonces
por Francisco González Chermá. Y no fueron pocas las ocasiones que sus enemigos
políticos, cosa rara, reconocieron su dignidad y sinceridad en la resolución de
los problemas planteados.
En 1.880 Ruiz Zorrilla y Salmerón, ante el evidente fracaso del
Manifiesto de París, pusieron en marcha otro plan para lograr una gran
concentración de fuerzas republicanas. La fórmula establecía ciertas
transacciones entre los antiguos radicales y la derecha republicana de las
Cortes de 1.873, aparece como "en una suprema contradicción"
consiguieron la colaboración de no pocos ex-diputados de la extrema izquierda y
entre ellos Francisco González Chermá .
En 1.891 Ruiz Zorrilla
desde París le escribe a González Chermá:
(...) Es preciso que Vd. vaya al Congreso. Personas de su
respetabilidad y carácter nos hacen allí falta para constituir una minoría
digna de la República que pensamos establecer.
Francisco González Chermá no era precisamente un intelectual;
pero disponía del bagaje intelectual suficiente para estar en la vida política
con cierta dignidad y decoro. En mi opinión las críticas vertidas sobre él en
este aspecto tienen la característica crueldad que se vierte sobre todas
aquellas personas que por sus propios medios y valía personal alcanzan puestos
y situaciones de relieve. Otra cosa era la vehemencia de su carácter poco
conciliador; Francisco González Chermá era el típico revolucionario de la toma
de la Bastilla, de la Comuna, o de la revolución cantonal. Un buen
revolucionario que, posiblemente se habría sentido incómodo en el ejercicio
rutinario de una labor de gobierno. Rodríguez Solís lo sitúa en su cuadro de
honor de los periodistas republicanos ; pretendía eliminar las diferencias
sociales "a través del camino de la libertad" (...) "La razón ha
puesto de frente al privilegio y al derecho, o sea a la aristocracia y a la
democracia: al consumidor y al productor; y por último al capital y al
trabajo".
Luchó incansablemente -pues éste era su estilo- por la supresión
de las quintas y de las matrículas del mar; apostó como todo el PR por la
supresión del impuesto de consumos; planteó en el Congreso la mayoría de edad a
los 20 años lo cual suponía un avance notable y un compromiso decidido por la
incorporación de la juventud a las tareas políticas; combatió las fórmulas
conservadoras de la política y desde las páginas de "El Centinela
Federal" desarrolló muchas campañas de opinión por la desaparición de la
esclavitud en nuestras colonias. La preocupación social por el mejoramiento de
la vida de los trabajadores y por su educación cultural fue constante en
Francisco González Chermá; además con un matiz diferencial respecto a otros
republicanos: sin paternalismo.
Está planteada la hipótesis de que Francisco González Chermá perteneciera a la Orden Masónica. Joan Carles Usó, lo da por seguro, pero
sin aportar datos documentales . En el homenaje dispensado en 1.890 al Gran
Oriente Español, presidió el banquete junto con don Miguel Morayta, Carlos Llinás
y don Fernando Gasset, pero sabemos muy pocas cosas más.
Formó parte de la Liga de Contribuyentes y como dice Enrique Perales Vilar el Sindicato
de Riegos de Castellón se constituyó por iniciativa suya, siendo Alcalde, el 11
de septiembre de 1.869 .
Ante la juventud republicana de Castellón planteó su conocida
tesis del derecho a la violencia -en contra del criterio de Pi y Margall-
... tiene constantemente esta Nación el derecho, y hasta el
deber los republicanos de, insurreccionarse siempre que lo juzguen oportuno,
para sacar incólumes los derechos naturales a salvo de la opresión....
El sistema de la esclavitud, la discriminatoria regulación del sistema
de reclutamiento; la censura de prensa; los privilegios de los poderosos, la
degradación de la justicia; el aumento incomprensible de la deuda pública; el
injusto sistema tributario; etc. justificaban plenamente "que el pueblo
español puede y debe sublevarse contra lo existente...". El voto de
confianza del comité republicano -democrático federal de Castellón- no le faltó
en los años difíciles del Sexenio:
...dar un voto de confianza a su digno representante en las
Constituyentes, ciudadano Francisco González Chermá, por su patriótica
constancia y desinteresada conducta observada durante los largos años que está
al frente del partido de esta provincia y especialmente por la observada en las
actuales Constituyentes, que, a la par de rehusar empleos políticos de importancia
y confianza, a sí defendido la integridad de la pureza republicana democrática
federal.
En las elecciones legislativas de 1.895 Francisco González
Chermá ya no fue el candidato del PR-CS; le sustituyó don Fernando Gasset que,
por cierto, perdió frente al fusionista Sánchez Pastor. En el año 1.884 sus
propios concejales votaron en contra suya para el cargo de Visitador de
Consumos, propuesto por el alcalde José Tárrega. Sin embargo don Fernando
Gasset ya sobresalía políticamente pues en esta misma fecha formaba parte
de la Comisión que tenía que informar sobre el estado y las necesidades de
la clase obrera.
Francisco González Chermá falleció en una casita de campo del
paseo Morella el día 24 de julio de 1.896, a consecuencia de un ataque apopléjico;
falleció a las tres de la tarde asistido del doctor y correligionario Vicente
Gea. El entierro católico de Francisco González Chermá fue un gran
acontecimiento en Castellón y dio paso inmediatamente al nacimiento del mito.
La muerte, además de un cadáver, enterraba también el hombre de carácter
difícil y violento; al político envidiado y cuestionado, por su origen humilde,
por los sectores más acomodados de Castellón; las burlas por su falta de
preparación universitaria, etc.; las insidias, desde sus propias filas, sobre
su honestidad, etc.
El Partido Republicano de Castellón también estimuló su
"mitología", su creación de mitos, con una función movilizadora del
esfuerzo, del heroicismo y del martirio, si era preciso, por el triunfo
de la República, incluso asumido el mito en contra de todo fundamento o
prueba racional, "si el mitología no es real -dice García Pelayo- el mito,
en cambio, constituye, como hemos visto, una realidad, algo que está ahí y que
se resiste, que posee más que es poseído, y que, independientemente del grado
de su realización, ha contribuido a configurar la historia tal cual ha sido
".
En sus propagandas, en sus sacrificios, en sus peligros y en sus
torturas, González Chermá no atendió jamás a su personal exaltación. Apóstol de
una idea, caudillo provincial de un convencimiento, atleta de la democracia
republicana, significóse contra el culto idolátrico rendido al hombre....
Estas palabras se escribían en el primer aniversario de su
muerte. Los republicanos de Castellón, como todos sus correligionarios, tan
aficionados a las figuras literarias hiperbólicas, le bautizaron con muchos
títulos simbólicos, "honradez inmaculada", "honrado
patricio", "desprendimiento de apóstol"; pero quizás, Manuel R.
Zorrilla, definía de una forma más sencilla y normal como "su constancia a
toda prueba".
Los adornos, las flores y las cintas del féretro fueron
arrebatadas por la multitud de sus correligionarios, por el pueblo llano
-"... se abalanzaron sobre el féretro, se apoderaron de él, hicieron
trizas los adornos que lo embellecían y sin que nadie pudiese impedirlo,
dejaron poco menos que desnuda la rica caja que encerraba el cadáver"-.
Los componentes de la banda municipal -Francisco González Chermá era
violinista- se ofrecieron para acompañar el cadáver. Durante el cortejo se
interpretó la marcha fúnebre titulada "Jueves y Viernes Santo"
compuesta por Francisco González Chermá en el año 1.866. El Partido Republicano
y su viuda, doña María Soler, recibieron escritos de pésame de Salmerón,
Cassola, etc. Una gran parte de la prensa nacional de todos los matices, dio la
noticia de su fallecimiento, detalle que llama la atención, en cierto modo, por
tratarse de un político "de provincias", pero que demuestra su gran
popularidad. "Las Provincias", el diario conservador de Valencia, le
hacía más justicia con su información objetivada que, posiblemente, la interesada
y hueca retórica de aquellos correligionarios suyos que a niveles tan ínfimos
le degradaron en otro tiempo:
(...) era un industrial muy apreciado en Castellón, dueño de uno
de los principales talleres de calzado de aquella capital, cuando en 1.868
comenzó a darse a conocer como político (...) No era un hombre de letras, pero sí
de ingenio muy vivo y de palabra fácil (...) Había ido muchas veces a las
Cortes y en ellas no se arredraba ante los políticos y oradores de más talla.
No tenía una elocuencia culta y correcta, pero a su manera intervenía
valientemente en todos los detalles, explicándose con claridad y energía.
... era un hombre recto y bien intencionado que no convirtió la
política en profesión lucrativa y que por la consecuencia de sus ideas sufrió
grandes contrariedades, procesos y persecuciones.
"El Tiempo" de Madrid; "El Diario de
Tortosa", "La Justicia" de Madrid, "Pueblo" de
Valencia "El Castellano" de Palencia, "El Ampurdanés" de
Figueras, etc. publicaron reseñas cronológicas coincidentes todas ellas en
destacar su honradez y fidelidad republicana. Otra reseña de sus enemigos
políticos más encarnecidos, los carlistas, valía, como en el caso de "Las
Provincias", mucho más, que todos los alardes de dolor de los suyos:
.... a pesar de su humilde origen, y la época en que se formó su
personalidad, época de acción más que de reposo, le impidió adquirir una
cultura que tampoco le hizo nunca falta para llegar al corazón de las masas, a
las que fácilmente manejaba.....
Por deseo expreso de su familia fue un entierro católico con
todo el clero de la Iglesia de Santa María. Entre las numerosas coronas
había una de don Fernando Gasset, con la siguiente dedicatoria: "A mi
inolvidable Jefe". El clero renunció al cobro de sus percepciones.
El ayuntamiento de Castellón acordó dedicar la calle Enmedio a
González Chermá, con tan sólo los votos en contra de un concejal carlista y del
alcalde Bellido -liberal-. No obstante, el acuerdo chocó con el criterio de
algunos cerrados sectores clericales porque se le consideraba "un ateo, un
masón, un enemigo de Dios".
Su tumba se constituyó en el homenaje obligado de las nuevas
generaciones republicanas (87). La Ronda Mijares sus calles adyacentes
dedicaron sus fiestas al republicanismo castellonense: Barriada que ha sabido
desterrar la rancia costumbre de celebrar a los santos, sustituyéndola por el
recuerdo a un castellonense eximio.
Las reseñas hagiográficas se suceden en la prensa republicana de
Castellón a partir de su muerte, como ingredientes esenciales de su mitología.
En la sesión ordinaria del ayuntamiento de Castellón del 22 de abril de1.931, a
propuesta de don Fernando Gasset, se acordó celebrar un homenaje "en
recuerdo del ilustre patricio fundador del partido republicano de
Castellón" y se colocarían unas coronas de flores en la calle de su nombre
-antigua y actual calle Enmedio- y en el nicho donde reposan sus restos
mortales. Cinco años más tarde, el 13 de agosto de 1.936, la Comisión
Gestora del ayuntamiento, a instancias del presidente del Comité Ejecutivo de
Frente Popular, interesó el cambio de nombre de las calles dedicadas a don
Fernando Gasset, a Lerroux y Alcalá Zamora -la de Lerroux por la de Largo
Caballero- "... ya que se ha tenido hasta ahora el nombre de Lerroux como
el de revolucionario español de la democracia, habiendo sido traídos a esa
democracia y habiéndola deshonrado..."- también se sustituyeron las calles
dedicadas a los alcaldes del PR-CS, Carbó y Forcada. En la misma sesión
municipal,
... el señor presidente dio cuenta de que el Domingo había dado
orden de que se quitara el rótulo que da el nombre de Guerra del Río al Grupo
Escolar del Grao y se le pusiera el de Francisco González Chermá, aprovechando
la circunstancia de que este ilustre republicano castellonense no tiene ningún
grupo escolar en Castellón ni el Grao, y que es merecedor de ello, por su
historia limpísima en aquella época en que llamarse republicano era mucho más
difícil que ahora.
En el año 1.979 el Ayuntamiento socialista de Castellón, con justicia
merecida, restableció el nombre de la calle dedicada a don Fernando Gasset. La
deuda con Francisco González Chermá sigue pendiente.