Francisco Gonzaléz Chermá |
En las primeras elecciones municipales celebradas en Castellón por
sufragio universal, durante los días 19, 20 y 21 de diciembre de 1.868, el
Partido Republicano Democrático Federal de Francisco González Chermá obtiene
los 26 escaños municipales, frente al partido monárquico liberal que no obtiene
ninguno. Francisco González Chermá se convierte en el primer alcalde popular de
Castellón, elegido mediante sufragio universal. Con motivo de las elecciones
municipales celebradas durante los días 4, 5 y 6 de mayo de 1.870, el PR-CS
obtiene nuevamente el 100% de los escaños municipales y Francisco González
Chermá es elegido nuevamente alcalde de Castellón. Durante el Sexenio
Revolucionario, Francisco González Chermá fue elegido diputado tres veces en
las legislativas de marzo de 1.871, abril de 1.872 y en la constituyente de
mayo de 1.873. En la Restauración solo saldría elegido diputado en las
legislativas de 1.891, una vez restablecido el sufragio universal.
La gran personalidad y voluntad de Francisco González
Chermá para la política hace que para poder
subsistir en Madrid como diputado alterne su función de parlamentario con la de
violinista en el Teatro Real.
El día 20 de julio de 1.873, Francisco González Chermá proclama
el cantón federal de Castellón. Este cantón no posee ningún dato o signo
original, salvo el hecho mismo de su proclamación al margen de las secuencias
legales del gobierno de la I República. El día 26 de julio de 1.873 el
brigadier Villacampa entra en Castellón y disuelve la Junta.
Un testigo presencial de aquellos días cantonales, Ricardo
Carreras, nos ha dejado escritas unas páginas galdosianas que vale la pena
reproducir porque vemos a Francisco González Chermá en su propio elemento, con
sus propias gentes, caudillo de los arrabales y de los suburbios de Castellón:
Percibimos rumor de alboroto, luego crece, se hace distinto: es
una desaforada greguería, roncos gritos, imprecaciones, feroces, mueras,
aclamaciones al "Cantón castellonense".... Asomamos y nos suspende el
irrumpir en esta calle Zapateros, corazón de nuestra vieja CITY, del más
abigarrado tropel de gente astrosa, horrible y pintoresca, como animada lámina
de "La Flaca", como esas "Cortes de los milagros" que
estábamos mirando. Ni en nuestras truculentas aguas de nuestros cuentos de
Schultz, ni en las sarcásticas estampas inspiradas en la "Commune",
vimos nunca más hirsutas barbas, cataduras y talantes más patibularios;
nervudos vellosos miembros asomando entre guiñapos, mal ceñidos por fajas de
roja lona desbordando cachas de cuchillos albaceteños formidables; por cananas
terribles, repletas de munición, como las cartucheras, con pendientes largas
bayonetas; aplasta la crespa pelambre de despechugados torsos alguna bandolera
con tahalí, del que pende tan viejo sable, Dios sabe de qué Maestranza
procedente; y todos embrazan enormes fusiles y cubren las sucias greñas con
mugrientos gorros frigios no agradables como en los simbólicos adornos, sino
manchados, sanguinosos, repugnantes a nuestro estómago como livianos en garfios
de carnicero.
Es difícil precisar en este cuadro literario de Ricardo Carreras
hasta donde llega el símbolo o la caricatura. Pero por los testimonios que
poseemos de otros autores, los seguidores de "Quico Chales", el
"arbiter civitatis", eran gente sencilla, humilde, marginada, que vio
en la República federal y en la proclamación del cantón la liberación
social que la propia Revolución de 1.868 no les había traído. Este pueblo fue
el que le brindó a Francisco González Chermá sus espectaculares triunfos
electorales; de otras gentes más acomodadas y cultas sólo recibió desplantes y
desprecios, y el reproche constante a su profesión de zapatero y a su formación
cultural de autodidacta. Solo después de muerto se creó el mito de Francisco
González Chermá, aunque quizás lo fue siempre en el corazón de estos miserables
descrito por Ricardo Carreras.
La entrada del brigadier Villacampa en Castellón obligó a que
González Chermá, se desplazase a Valencia por ferrocarril acompañado de 300
voluntarios en ayuda del cantón valenciano. Otro testigo presencial de los
acontecimientos vividos con motivo de la proclamación del citado cantón, el
doctor Francisco Cantó Blasco, médico del hospital general de Valencia, recuerda
que estando atendiendo a los heridos se le presentó Francisco González Chermá,
antiguo profesor suyo de violín:
- ¿Qué novedad le trae e Vd. aquí? -le dije.
- Me vas a prestar un servicio que te lo agradeceré mientras
viva. He traído conmigo a esta lucha algunas fuerzas de Castellón. Esto va a
terminar; no quiero que a los míos, que me han seguido y están enfermos o
heridos en este hospital se les irrogue perjuicio alguno si hay represalias.
El doctor Cantó Blasco firmó el parte de alta y Francisco González
Chermá y pudo sacar a sus hombres del Hospital General de Valencia.
Sin embargo, desde sectores monárquicos y liberales se le negaba
a Francisco González Chermá su innegable talento conductor de masas y su
carisma para conectar con los sectores más populares de Castellón a quienes
transmitió la ideología republicana:
En otro partido liberal el Sr. González Chermá habría logrado
una plaza de alguacil o de sereno, pero en el Partido Republicano compuesto en
su mayoría de proletarios y trabajadores que tienen una prevención natural
contra las personas de posición o inteligencia, el Sr. Chermá podía llegar a
ser lo que ha sido y lo que es, Alcalde de Castellón y Diputado a Cortes.
El mismo González Chermá reconocía sus orígenes humildes y su
carencia de títulos académicos y científicos. Hasta los últimos días de su vida
esta circunstancia fue utilizada contra él como un estigma, desde ciertos
sectores políticos de Castellón que no le perdonaron jamás la pujanza del
Partido Republicano de Castellón:
Castellón ha sido, es y será siempre liberal, Castellón ha sido
siempre sensato, y no puede ni debe consentir por más tiempo que un hombre
ignorante (...) abuse de este pueblo y de las libertades conquistadas por
nuestros mayores, porque de los contrario estamos corriendo un ridículo ante la
opinión sensata de la nación.
Cuando estas líneas periodísticas, insultantes y despreciativas
para Francisco González Chermá, se escriben en Castellón el republicano
castellonense llevaba ya casi 30 años de vida política y apenas faltaban cuatro
para su fallecimiento. Otro año más tarde, en 1.893, todavía se le tildaba de
"bufón del Congreso". Por supuesto, Francisco González Chermá carecía
de las técnicas forenses y parlamentarias en las que tanto abundaban muchos de
sus contemporáneos y correligionarios -Castelar, Salmerón, Pi y Margall, Benot,
Olazaga, etc.-. Su dotación más valiosa como político de masas era el
entusiasmo y la vehemencia, la acción directa; su capacidad de comunicación con
las gentes del pueblo. Así no era de extrañar que el 20 de febrero de 1.873
interpelase a los ministros con esta pregunta, impertinente y molesta, antes y
ahora, para cualquier político:
¿Están decididos los Srs. Ministros, y especialmente los que
proceden de la fracción o el partido republicano, a separarse y dejar las
poltronas o el banco azul si encuentran dificultades para llevar a cabo lo que
el país reclama?.
Lo mismo que reconocía su falta de preparación cultural, también
reconocía, con gran espontaneidad, su falta de elocuencia forense: "Me
recomiendo a la Cámara para que tenga presente que no soy orador, como que
estoy acostumbrado a hacer uso de la palabra en dialecto valenciano y por ello
será algo difícil que me podáis entender (...), repito que tengo que
encomendarme a la benevolencia de la Cámara". El valencianismo
político no era tema de especial preocupación para Francisco González Chermá ni
levantó esa bandera. Utilizó el valenciano como lo utilizó siempre como
otros muchos republicanos, en el lenguaje coloquial y familiar. Es muy posible
que también lo utilizara como vehículo de expresión más íntimo y asequible,
políticamente más efectivo, entre sus fieles seguidores de los arrabales. Pero
su explicación sobre el valenciano en el Parlamento no tiene otra lectura, en mi
opinión, que una salida ocurrente para disculpar su falta de técnica oratoria y
forense, al margen de que Francisco González Chermá sintiese el lógico cariño
doméstico hacia su lengua vernácula; y digo cariño doméstico porque ni una sola
vez, que yo sepa, planteó en sus programas la recuperación de una lengua tan
afectiva y entrañable. En el Parlamento fue célebre la falta de rigor, el
desconocimiento de los reglamentos, y las audaces o imprudentes, si se quiere,
interpelaciones de Francisco González Chermá. Creo que es en este contexto en
donde hay que buscar la "ratio" de la alusión al "dialecto"
valenciano de Francisco González Chermá. En el año 1.872 presentó un proyecto
ley tributaria que pese a su indudable interés social carecía del mínimo rigor jurídico
y técnico. Diez años más tarde sus propios correligionarios utilizaron este
proyecto como un elemento más de la campaña de desprestigio montada contra él.
Francisco González Chermá dada su peculiar personalidad,
extrovertida, franca y audaz, tuvo muchos enemigos políticos, dentro y fuera de
su partido. Pero, posiblemente, en toda la historia política contemporánea de
Castellón, ningún líder político haya sido tan denigrado y humillado por sus
propios correligionarios como el fundador del PR-CS, a raíz de la polémica
surgida entre Francisco González Chermá y los jóvenes valores ("los
bebés") del PR-CS -don Fernando Gasset, Arasa, Perales Vilar, etc..-
descontentos con su política en lo que se ha llamado la primera ruptura generacional
del republicanismo castellonense.
Pocas lides periodísticas había dejado tras de sí, dejó tan
amargo e ingrato como la que en 1.882 sostuvieron EL CLAMOR Y EL CLAMOR
DE LA DEMOCRACIA -las letras mayúsculas están en letra cursiva en el texto
original-, respectivamente dirigidos por los señores Francisco González Chermá
y Perales Vilar. Nunca como entonces lució la procacidad desnudez tan obscena;
los secretos más recónditos de la vida privada y los pliegues más ocultos de la
conciencia fueron en aquella razón sacados a la luz...
"Cuando sepamos de alguna comarca inculta o incivil que
reclame un cacique salvaje en despotismo aunque cobarde y un remanso de
humildes servidores amigos de la adulación y la hipocresía, allá invitaremos a
ir a Francisco González Chermá y a los que a su alrededor bullen y se agitan
como villanos - mujerzuelas en callejero visible alboroto"; "señor de
las conciencias; dueño homínido - de vidas y pensamientos no ha dejado tolerar
que nadie juzgue inoportuno lo que él crea procedente; que nadie estime
conveniente lo que él decida perjudicial". Pese a su trayectoria
republicana limpia se le acusó de brindar en la Liga de Contribuyentes por
el Rey Alfonso XIII, lo cual no pasaba de ser un acto de cortesía personal,
olvidando su valiente y arriesgada postura con motivo de la visita del Rey
Amadeo I a Castellón en el mes de septiembre de 1.871 que le mereció ser
felicitado con mucho entusiasmo por muchos republicanos federales de toda
España. "González Chermá era diputado en el año 1.873, en las cortes
federales. Aquellas Cortes tenían por objeto hacer una nueva Constitución y
derogar la de 1.869, González creía aquello bueno, hoy acepta la
Constitución de 1.869 que entonces trataba de derogar. Por González y todas las
intransigencias de la extrema izquierda acató la República; entonces no
podían gobernar con la Constitución de 1.869: la acata y acepta
con el manifiesto de abril. González era federal, era pactista, era de Pi y Maragall;
ahora habla contra él -tal vez resentido porque no aceptara sus planes de
Hacienda-". Las calumnias o medias verdades como las que hemos citado a
título de inventario sobre Francisco González Chermá podrían llenar cientos de
folios. Difícilmente un hombre político podía ser agredido en su honor de una
forma tan lamentable:
Cuentan de chales que un día
de federal renegaba
y a todo el pueblo ocultaba
El puesto cambia que hacía
¡Habrá otro entre si decía
que engañe mejor que yo!
Y cuando el rostro volvió
Halló la respuesta viendo
Que bebes iban diciendo
lo mucho que él se calló
Y en fin -por hoy- conste que
chales el del cordellet
ya no es federal
El cénit de esta campaña lo constituye la caricatura de Francisco González Chermá, en forma de esquela necrológica que "El Clamor de la Democracia" publicó el día 13 de mayo de 1.883. Con un pésimo gusto se habla del "ex-empleado con seis mil realetes que gastó en paellas y libros de cocina". No sería la primera vez que se dudase de la honestidad personal de Francisco González Chermá.
Ya hemos dicho antes que un
político de sus perfiles humanos y sociales debía de suscitar muchas
suspicacias y envidias entre sus correligionarios. En cualquier momento aflora
el desprecio hacia el hombre de orígenes humildes que llegó a las más altas magistraturas
-alcalde de su ciudad, diputado, líder del PR-CS...-. Mateo Asensi Giménez, un
republicano de gran valía intelectual -fue abogado-, a propósito de la polémica
que estamos analizando, llegó a calificar el proceder de Francisco González
Chermá como "propio de ignorantes..". La vehemencia de su carácter se
atribuía "a la diferente educación recibida". Quizás los redactores
de "El Clamor de la Democracia" comparaban la formación
universitaria de casi todos ellos -Gabriel Arasa, don Fernando Gasset, Bautista
Nogués, etc.- con el limitado nivel cultural de un zapatero. También los
liberales dinásticos, incluso dos años antes de la muerte de Francisco González
Chermá le rodeaban de infundios de este tipo:
(....) al Sr. González Chermá le gusta regalarse en la comida,
viste como un señor; permitiéndose hasta el lujo de gastar lentes de oro,
levita, sombrero de copa y cuanto gasta un caballero; habita en una de las
mejores y más céntricas casas de la capital; hace continuos viajes, y por fin,
vive en Madrid durante las legislaturas, a la vez que continua aquí su familia
sin que nada le falte (...)
En una palabra: el Sr. González Chermá no tiene bienes de
fortuna, no tiene oficio, no trabaja: es tan pobre como el que vive de la
caridad pública, y sin embargo, gasta como un señor. ¿De qué vive pues el Sr.
González Chermá?.
Sin embargo, años más tarde, a propósito del estudio de la
Ley de Incompatibilidades de la II República, Francisco González Chermá,
junto con otros políticos de Castellón, Victorino Fabra, Cayo Gironés,
Cristóbal Aicart, eran propuestos como modelos de honestidad, "nombres
desconocidos en el Registro de la Propiedad, a pesar de que la vida de la
provincia estuvo en sus manos...". Es cierto que Francisco González Chermá
no se enriqueció en el ejercicio de su vocación política y de los altos cargos
que desempeñó. A consecuencia de su participación en la revolución cantonal la
casa que heredó de sus padres incluso fue embargada en 1.873.
No resulta extraño dado que González Chermá sufrió hasta el año
1.882, 40 procesos por delitos políticos. En 1.884 fue procesado y condenado
nuevamente a una pena de ocho años y un día de prisión mayor, accesorios costas
por ataques a la institución monárquica . En este mismo año, el Obispo de
Tortosa ex-comulgó al diario "El Clamor" dirigido en aquel entonces
por Francisco González Chermá. Y no fueron pocas las ocasiones que sus enemigos
políticos, cosa rara, reconocieron su dignidad y sinceridad en la resolución de
los problemas planteados.
En 1.880 Ruiz Zorrilla y Salmerón, ante el evidente fracaso del
Manifiesto de París, pusieron en marcha otro plan para lograr una gran
concentración de fuerzas republicanas. La fórmula establecía ciertas
transacciones entre los antiguos radicales y la derecha republicana de las
Cortes de 1.873, aparece como "en una suprema contradicción"
consiguieron la colaboración de no pocos ex-diputados de la extrema izquierda y
entre ellos Francisco González Chermá .
En 1.891 Ruiz Zorrilla
desde París le escribe a González Chermá:
(...) Es preciso que Vd. vaya al Congreso. Personas de su
respetabilidad y carácter nos hacen allí falta para constituir una minoría
digna de la República que pensamos establecer.
Francisco González Chermá no era precisamente un intelectual;
pero disponía del bagaje intelectual suficiente para estar en la vida política
con cierta dignidad y decoro. En mi opinión las críticas vertidas sobre él en
este aspecto tienen la característica crueldad que se vierte sobre todas
aquellas personas que por sus propios medios y valía personal alcanzan puestos
y situaciones de relieve. Otra cosa era la vehemencia de su carácter poco
conciliador; Francisco González Chermá era el típico revolucionario de la toma
de la Bastilla, de la Comuna, o de la revolución cantonal. Un buen
revolucionario que, posiblemente se habría sentido incómodo en el ejercicio
rutinario de una labor de gobierno. Rodríguez Solís lo sitúa en su cuadro de
honor de los periodistas republicanos ; pretendía eliminar las diferencias
sociales "a través del camino de la libertad" (...) "La razón ha
puesto de frente al privilegio y al derecho, o sea a la aristocracia y a la
democracia: al consumidor y al productor; y por último al capital y al
trabajo".
Luchó incansablemente -pues éste era su estilo- por la supresión
de las quintas y de las matrículas del mar; apostó como todo el PR por la
supresión del impuesto de consumos; planteó en el Congreso la mayoría de edad a
los 20 años lo cual suponía un avance notable y un compromiso decidido por la
incorporación de la juventud a las tareas políticas; combatió las fórmulas
conservadoras de la política y desde las páginas de "El Centinela
Federal" desarrolló muchas campañas de opinión por la desaparición de la
esclavitud en nuestras colonias. La preocupación social por el mejoramiento de
la vida de los trabajadores y por su educación cultural fue constante en
Francisco González Chermá; además con un matiz diferencial respecto a otros
republicanos: sin paternalismo.
Está planteada la hipótesis de que Francisco González Chermá perteneciera a la Orden Masónica. Joan Carles Usó, lo da por seguro, pero
sin aportar datos documentales . En el homenaje dispensado en 1.890 al Gran
Oriente Español, presidió el banquete junto con don Miguel Morayta, Carlos Llinás
y don Fernando Gasset, pero sabemos muy pocas cosas más.
Formó parte de la Liga de Contribuyentes y como dice Enrique Perales Vilar el Sindicato
de Riegos de Castellón se constituyó por iniciativa suya, siendo Alcalde, el 11
de septiembre de 1.869 .
Ante la juventud republicana de Castellón planteó su conocida
tesis del derecho a la violencia -en contra del criterio de Pi y Margall-
... tiene constantemente esta Nación el derecho, y hasta el
deber los republicanos de, insurreccionarse siempre que lo juzguen oportuno,
para sacar incólumes los derechos naturales a salvo de la opresión....
El sistema de la esclavitud, la discriminatoria regulación del sistema
de reclutamiento; la censura de prensa; los privilegios de los poderosos, la
degradación de la justicia; el aumento incomprensible de la deuda pública; el
injusto sistema tributario; etc. justificaban plenamente "que el pueblo
español puede y debe sublevarse contra lo existente...". El voto de
confianza del comité republicano -democrático federal de Castellón- no le faltó
en los años difíciles del Sexenio:
...dar un voto de confianza a su digno representante en las
Constituyentes, ciudadano Francisco González Chermá, por su patriótica
constancia y desinteresada conducta observada durante los largos años que está
al frente del partido de esta provincia y especialmente por la observada en las
actuales Constituyentes, que, a la par de rehusar empleos políticos de importancia
y confianza, a sí defendido la integridad de la pureza republicana democrática
federal.
En las elecciones legislativas de 1.895 Francisco González
Chermá ya no fue el candidato del PR-CS; le sustituyó don Fernando Gasset que,
por cierto, perdió frente al fusionista Sánchez Pastor. En el año 1.884 sus
propios concejales votaron en contra suya para el cargo de Visitador de
Consumos, propuesto por el alcalde José Tárrega. Sin embargo don Fernando
Gasset ya sobresalía políticamente pues en esta misma fecha formaba parte
de la Comisión que tenía que informar sobre el estado y las necesidades de
la clase obrera.
Francisco González Chermá falleció en una casita de campo del
paseo Morella el día 24 de julio de 1.896, a consecuencia de un ataque apopléjico;
falleció a las tres de la tarde asistido del doctor y correligionario Vicente
Gea. El entierro católico de Francisco González Chermá fue un gran
acontecimiento en Castellón y dio paso inmediatamente al nacimiento del mito.
La muerte, además de un cadáver, enterraba también el hombre de carácter
difícil y violento; al político envidiado y cuestionado, por su origen humilde,
por los sectores más acomodados de Castellón; las burlas por su falta de
preparación universitaria, etc.; las insidias, desde sus propias filas, sobre
su honestidad, etc.
El Partido Republicano de Castellón también estimuló su
"mitología", su creación de mitos, con una función movilizadora del
esfuerzo, del heroicismo y del martirio, si era preciso, por el triunfo
de la República, incluso asumido el mito en contra de todo fundamento o
prueba racional, "si el mitología no es real -dice García Pelayo- el mito,
en cambio, constituye, como hemos visto, una realidad, algo que está ahí y que
se resiste, que posee más que es poseído, y que, independientemente del grado
de su realización, ha contribuido a configurar la historia tal cual ha sido
".
En sus propagandas, en sus sacrificios, en sus peligros y en sus
torturas, González Chermá no atendió jamás a su personal exaltación. Apóstol de
una idea, caudillo provincial de un convencimiento, atleta de la democracia
republicana, significóse contra el culto idolátrico rendido al hombre....
Estas palabras se escribían en el primer aniversario de su
muerte. Los republicanos de Castellón, como todos sus correligionarios, tan
aficionados a las figuras literarias hiperbólicas, le bautizaron con muchos
títulos simbólicos, "honradez inmaculada", "honrado
patricio", "desprendimiento de apóstol"; pero quizás, Manuel R.
Zorrilla, definía de una forma más sencilla y normal como "su constancia a
toda prueba".
Los adornos, las flores y las cintas del féretro fueron
arrebatadas por la multitud de sus correligionarios, por el pueblo llano
-"... se abalanzaron sobre el féretro, se apoderaron de él, hicieron
trizas los adornos que lo embellecían y sin que nadie pudiese impedirlo,
dejaron poco menos que desnuda la rica caja que encerraba el cadáver"-.
Los componentes de la banda municipal -Francisco González Chermá era
violinista- se ofrecieron para acompañar el cadáver. Durante el cortejo se
interpretó la marcha fúnebre titulada "Jueves y Viernes Santo"
compuesta por Francisco González Chermá en el año 1.866. El Partido Republicano
y su viuda, doña María Soler, recibieron escritos de pésame de Salmerón,
Cassola, etc. Una gran parte de la prensa nacional de todos los matices, dio la
noticia de su fallecimiento, detalle que llama la atención, en cierto modo, por
tratarse de un político "de provincias", pero que demuestra su gran
popularidad. "Las Provincias", el diario conservador de Valencia, le
hacía más justicia con su información objetivada que, posiblemente, la interesada
y hueca retórica de aquellos correligionarios suyos que a niveles tan ínfimos
le degradaron en otro tiempo:
(...) era un industrial muy apreciado en Castellón, dueño de uno
de los principales talleres de calzado de aquella capital, cuando en 1.868
comenzó a darse a conocer como político (...) No era un hombre de letras, pero sí
de ingenio muy vivo y de palabra fácil (...) Había ido muchas veces a las
Cortes y en ellas no se arredraba ante los políticos y oradores de más talla.
No tenía una elocuencia culta y correcta, pero a su manera intervenía
valientemente en todos los detalles, explicándose con claridad y energía.
... era un hombre recto y bien intencionado que no convirtió la
política en profesión lucrativa y que por la consecuencia de sus ideas sufrió
grandes contrariedades, procesos y persecuciones.
"El Tiempo" de Madrid; "El Diario de
Tortosa", "La Justicia" de Madrid, "Pueblo" de
Valencia "El Castellano" de Palencia, "El Ampurdanés" de
Figueras, etc. publicaron reseñas cronológicas coincidentes todas ellas en
destacar su honradez y fidelidad republicana. Otra reseña de sus enemigos
políticos más encarnecidos, los carlistas, valía, como en el caso de "Las
Provincias", mucho más, que todos los alardes de dolor de los suyos:
.... a pesar de su humilde origen, y la época en que se formó su
personalidad, época de acción más que de reposo, le impidió adquirir una
cultura que tampoco le hizo nunca falta para llegar al corazón de las masas, a
las que fácilmente manejaba.....
Por deseo expreso de su familia fue un entierro católico con
todo el clero de la Iglesia de Santa María. Entre las numerosas coronas
había una de don Fernando Gasset, con la siguiente dedicatoria: "A mi
inolvidable Jefe". El clero renunció al cobro de sus percepciones.
El ayuntamiento de Castellón acordó dedicar la calle Enmedio a
González Chermá, con tan sólo los votos en contra de un concejal carlista y del
alcalde Bellido -liberal-. No obstante, el acuerdo chocó con el criterio de
algunos cerrados sectores clericales porque se le consideraba "un ateo, un
masón, un enemigo de Dios".
Su tumba se constituyó en el homenaje obligado de las nuevas
generaciones republicanas (87). La Ronda Mijares sus calles adyacentes
dedicaron sus fiestas al republicanismo castellonense: Barriada que ha sabido
desterrar la rancia costumbre de celebrar a los santos, sustituyéndola por el
recuerdo a un castellonense eximio.
Las reseñas hagiográficas se suceden en la prensa republicana de
Castellón a partir de su muerte, como ingredientes esenciales de su mitología.
En la sesión ordinaria del ayuntamiento de Castellón del 22 de abril de1.931, a
propuesta de don Fernando Gasset, se acordó celebrar un homenaje "en
recuerdo del ilustre patricio fundador del partido republicano de
Castellón" y se colocarían unas coronas de flores en la calle de su nombre
-antigua y actual calle Enmedio- y en el nicho donde reposan sus restos
mortales. Cinco años más tarde, el 13 de agosto de 1.936, la Comisión
Gestora del ayuntamiento, a instancias del presidente del Comité Ejecutivo de
Frente Popular, interesó el cambio de nombre de las calles dedicadas a don
Fernando Gasset, a Lerroux y Alcalá Zamora -la de Lerroux por la de Largo
Caballero- "... ya que se ha tenido hasta ahora el nombre de Lerroux como
el de revolucionario español de la democracia, habiendo sido traídos a esa
democracia y habiéndola deshonrado..."- también se sustituyeron las calles
dedicadas a los alcaldes del PR-CS, Carbó y Forcada. En la misma sesión
municipal,
... el señor presidente dio cuenta de que el Domingo había dado
orden de que se quitara el rótulo que da el nombre de Guerra del Río al Grupo
Escolar del Grao y se le pusiera el de Francisco González Chermá, aprovechando
la circunstancia de que este ilustre republicano castellonense no tiene ningún
grupo escolar en Castellón ni el Grao, y que es merecedor de ello, por su
historia limpísima en aquella época en que llamarse republicano era mucho más
difícil que ahora.