Francisco González Chermá


Francisco Gonzaléz Chermá

(Castellón, 1832- 1896). Diputado a Cortes. Alcalde de Castellón. Político y periodista. Era dueño de uno de los principales talleres de calzado de la ciudad, negocio que había heredado de su padre. Se le considera el primer líder del republicanismo local. Sus inicios en la política se dieron con su ingreso en el Partido Progresista. La escisión en las filas del progresismo del ala democrática que se configuraría como partido a partir de 1849 acercó a González Chermá al ideario demócrata, presidiendo en 1862 el primer Comité democrático de Castellón. Entre 1865 y 1868 tomó parte en los intentos de golpe que Prim fraguó en el País Valenciano. El 15 de agosto de 1867 participó en el intento frustrado de alzamiento contra la monarquía, lo que le valió ser detenido y sometido a Consejo de Guerra. Ruperto Gasset, militar y padre de Fernando Gasset, medió ante un familiar suyo, Manuel Gasset, entonces Capitán general de Valencia, para librarle de la pena de muerte, que fue conmutada por la de 20 años de cárcel; fue trasladado a Tarragona para su cumplimiento pero se le aplicó un indulto. Triunfante la Revolución de septiembre de 1868, González Chermá formó parte de la Junta Revolucionaria que se constituyó en la ciudad de Castellón sin dejar de acusar a unionistas y progresistas y defender la necesidad de purificar el partido republicano. En las elecciones municipales convocadas para diciembre de 1868 el Partido Republicano Democrático Federal obtuvo 26 actas de concejal. En enero de 1869 sería el primer Alcalde por elección popular, volviendo a ocupar este mismo cargo en enero de 1870. Entre 1871 y 1873 será diputado a Cortes por el distrito de Castellón. En mayo de 1869, en representación de la provincia de Castellón, González Chermá firmó el pacto federal de Tortosa que establecía en uno de sus puntos que la forma de estado conveniente para España sería la República democrática federal. En julio de 1873 abandona el Congreso de diputados por discrepancias políticas con Pi i Margall, incluyéndose en el ala intransigente del republicanismo. Pocos días más tarde proclamó el cantón de Castellón, aspirando a una autonomía administrativa y económica. El final de la República de 1873 sería también el final en la política activa de González Chermá, aunque tras el retraimiento y atomización de los republicanos lucharía tenazmente por la reconstitución del Partido Republicano. Fue director de Los Legos, nacido en la coyuntura revolucionaria de 1868 con escasos meses de vida. Dirigió El Centinela Federal, El Clamor -cuyo primer número publica en septiembre de 1871-, El Clamor de la Democracia y El Clamor de Castellón. En 1881 renegó del federalismo y suscribió al manifiesto de abril de Ruiz Zorrilla y de Salmerón. En esta línea volverá a ser elegido para ocupar escaño en el Congreso de diputados por el distrito de Castellón entre 1891 y 1893.


1. Legislatura

Carlos Ferrer Segarra -> Francisco González Chermá ->Jaime Bellver Llopis.
Alcalde de Castellón de 1 enero a 23 de octubre de 1869

2. Legislatura

Jaime Bellver Llopis.-> Francisco González Chermá -> Joaquín Huguet Gimeno.
Alcalde de Castellón de 1 enero 1870 a 1 de febrero


Biografía 

 Nacido el 26 de septiembre de 1.832. Hijo de un industrial zapatero, sus padres se llamaban Antonio y Raimunda. Ingresó muy joven en el partido progresista de Castellón. Su vocación política y periodística le llevó a escribir polémicos artículos caracterizados de un liberalismo avanzado en "La Democracia" de Madrid. Contrajo matrimonio con María Sales, hija de un capitán de voluntarios, muerto en acción de guerra y cuya familia fue ayudada por don Victorino Fabra (abuelo "Pantorrillas"), dirigente del "cosi". Francisco González Chermá, "Chales", era músico, violinista, y perteneció a la Milicia Ciudadana, con el grado de comandante, en el batallón "dels blanquets", en el Bienio progresista. Cuando en 1.862 se formó en Castellón por medio del sufragio, el primer comité democrático de esta ciudad, González Chermá fue elegido presidente del mismo por unanimidad.
El 5 de mayo asistió al banquete de los Campos Elíseos de Madrid. En este famoso banquete Salustiano Olózaga hizo nuevas manifestaciones antidinásticas y Prim habló de destruir "los obstáculos tradicionales". Según E. Rodríguez Solís estas fueron las notas características de aquel acto, "primera jornada de la campaña revolucionaria que la España liberal emprendía". Para Francisco González Chermá, "Los partidos progresista y democrático caminaron desde aquel día de común acuerdo a la Revolución". Francisco González Chermá desde entonces participa en las actividades conspiratorias que se celebran en Castellón, Madrid y otras ciudades. Esta experiencia supone una buena escuela política para Francisco González Chermá: ahí es  donde empieza a conocer que los grandes ideales que inspiran a las mejores revoluciones no siempre están exentos de intrigas y ambiciones. El 15 de agosto de 1.867 Francisco González Chermá fue leal al compromiso contraído con el brigadier Villapadierna y el coronel Font de Mora, hombres de confianza del general Prim y participa en Castellón en el frustrado movimiento revolucionario. González Chermá es apresado y encarcelado. Con cierta amargura recordaría a los oportunistas que se echaron atrás en aquellos momentos decisivos: "...los mayores traidores a sus amigos y comprometidos en aquella fatal noche del citado 15 de agosto como punto de partida fueron los que no se descuidaron en acudir en los momentos asegurados del triunfo de la Septembrina...". A raíz de esta frustrada rebelión, Francisco González Chermá es detenido, trasladado a Valencia, encarcelado en las Torres de Serrano hasta la consumación de su proceso en el que negó acatamiento a Isabel II. Condenado a veinte años de prisión es trasladado al penal de Tarragona junto con Najer, Bellido y Garcés. Se le indultó unos meses antes del destronamiento de Isabel II. A su paso por Vinaroz con destino al penal de Tarragona, recibió un trato humanitario del Sr. José Rafels García, conservador -que en 1.884 sería presidente de la Diputación Provincial de Castellón-. Este, después de sacarles de la cárcel en donde estaban mezclados con delincuentes comunes, les ofreció un alojamiento digno.
En la Revolución de septiembre de 1.868 fue aclamado por el pueblo como árbitro de la situación, formando parte de la Junta Revolucionaria. Tanto unionistas como progresistas intentaron desvirtuar el sentido revolucionario del 29 de septiembre, pero se encontraron con el propósito decidido de Francisco González Chermá de llevar la revolución hasta sus últimas consecuencias. Como sucede en todos los partidos también el en PR-CS inicialmente hubo gentes que intentaron buscar en el mismo su plataforma de promoción personal, aún a costa de la fuerza ideológica. El vehemente zapatero que era Francisco González Chermá y hombre típico de las barricadas les salió al paso fundamentando la cohesión de los que sería el gran partido republicano de Castellón:
“Republicanos:creo que es llegado el momento de purificar nuestro partido. Grande es la responsabilidad que atraigo sobre mi modesta persona. No lo dudo. Pero mi deber y lealtad al partido que honro pertenecer, me impulsan a dar al público las explicaciones y alusiones anunciadas acompañadas del firme propósito de presentar pruebas cuando lo tengan por conveniente.”

En las primeras elecciones municipales celebradas en Castellón por sufragio universal, durante los días 19, 20 y 21 de diciembre de 1.868, el Partido Republicano Democrático Federal de Francisco González Chermá obtiene los 26 escaños municipales, frente al partido monárquico liberal que no obtiene ninguno. Francisco González Chermá se convierte en el primer alcalde popular de Castellón, elegido mediante sufragio universal. Con motivo de las elecciones municipales celebradas durante los días 4, 5 y 6 de mayo de 1.870, el PR-CS obtiene nuevamente el 100% de los escaños municipales y Francisco González Chermá es elegido nuevamente alcalde de Castellón. Durante el Sexenio Revolucionario, Francisco González Chermá fue elegido diputado tres veces en las legislativas de marzo de 1.871, abril de 1.872 y en la constituyente de mayo de 1.873. En la Restauración solo saldría elegido diputado en las legislativas de 1.891, una vez restablecido el sufragio universal.

 La gran  personalidad y voluntad de Francisco González Chermá  para la política hace que para poder subsistir en Madrid como diputado alterne su función de parlamentario con la de violinista en el Teatro Real.

El día 20 de julio de 1.873, Francisco González Chermá proclama el cantón federal de Castellón. Este cantón no posee ningún dato o signo original, salvo el hecho mismo de su proclamación al margen de las secuencias legales del gobierno de la I República. El día 26 de julio de 1.873 el brigadier Villacampa entra en Castellón y disuelve la Junta.

Un testigo presencial de aquellos días cantonales, Ricardo Carreras, nos ha dejado escritas unas páginas galdosianas que vale la pena reproducir porque vemos a Francisco González Chermá en su propio elemento, con sus propias gentes, caudillo de los arrabales y de los suburbios de Castellón:

Percibimos rumor de alboroto, luego crece, se hace distinto: es una desaforada greguería, roncos gritos, imprecaciones, feroces, mueras, aclamaciones al "Cantón castellonense".... Asomamos y nos suspende el irrumpir en esta calle Zapateros, corazón de nuestra vieja CITY, del más abigarrado tropel de gente astrosa, horrible y pintoresca, como animada lámina de "La Flaca", como esas "Cortes de los milagros" que estábamos mirando. Ni en nuestras truculentas aguas de nuestros cuentos de Schultz, ni en las sarcásticas estampas inspiradas en la "Commune", vimos nunca más hirsutas barbas, cataduras y talantes más patibularios; nervudos vellosos miembros asomando entre guiñapos, mal ceñidos por fajas de roja lona desbordando cachas de cuchillos albaceteños formidables; por cananas terribles, repletas de munición, como las cartucheras, con pendientes largas bayonetas; aplasta la crespa pelambre de despechugados torsos alguna bandolera con tahalí, del que pende tan viejo sable, Dios sabe de qué Maestranza procedente; y todos embrazan enormes fusiles y cubren las sucias greñas con mugrientos gorros frigios no agradables como en los simbólicos adornos, sino manchados, sanguinosos, repugnantes a nuestro estómago como livianos en garfios de carnicero.

Es difícil precisar en este cuadro literario de Ricardo Carreras hasta donde llega el símbolo o la caricatura. Pero por los testimonios que poseemos de otros autores, los seguidores de "Quico Chales", el "arbiter civitatis", eran gente sencilla, humilde, marginada, que vio en la República federal y en la proclamación del cantón la liberación social que la propia Revolución de 1.868 no les había traído. Este pueblo fue el que le brindó a Francisco González Chermá sus espectaculares triunfos electorales; de otras gentes más acomodadas y cultas sólo recibió desplantes y desprecios, y el reproche constante a su profesión de zapatero y a su formación cultural de autodidacta. Solo después de muerto se creó el mito de Francisco González Chermá, aunque quizás lo fue siempre en el corazón de estos miserables descrito por Ricardo Carreras.

La entrada del brigadier Villacampa en Castellón obligó a que González Chermá, se desplazase a Valencia por ferrocarril acompañado de 300 voluntarios en ayuda del cantón valenciano. Otro testigo presencial de los acontecimientos vividos con motivo de la proclamación del citado cantón, el doctor Francisco Cantó Blasco, médico del hospital general de Valencia, recuerda que estando atendiendo a los heridos se le presentó Francisco González Chermá, antiguo profesor suyo de violín:

- ¿Qué novedad le trae e Vd. aquí? -le dije.

- Me vas a prestar un servicio que te lo agradeceré mientras viva. He traído conmigo a esta lucha algunas fuerzas de Castellón. Esto va a terminar; no quiero que a los míos, que me han seguido y están enfermos o heridos en este hospital se les irrogue perjuicio alguno si hay represalias.

El doctor Cantó Blasco firmó el parte de alta y Francisco González Chermá y pudo sacar a sus hombres del Hospital General de Valencia.

Sin embargo, desde sectores monárquicos y liberales se le negaba a Francisco González Chermá su innegable talento conductor de masas y su carisma para conectar con los sectores más populares de Castellón a quienes transmitió la ideología republicana:

En otro partido liberal el Sr. González Chermá habría logrado una plaza de alguacil o de sereno, pero en el Partido Republicano compuesto en su mayoría de proletarios y trabajadores que tienen una prevención natural contra las personas de posición o inteligencia, el Sr. Chermá podía llegar a ser lo que ha sido y lo que es, Alcalde de Castellón y Diputado a Cortes.

El mismo González Chermá reconocía sus orígenes humildes y su carencia de títulos académicos y científicos. Hasta los últimos días de su vida esta circunstancia fue utilizada contra él como un estigma, desde ciertos sectores políticos de Castellón que no le perdonaron jamás la pujanza del Partido Republicano de Castellón:

Castellón ha sido, es y será siempre liberal, Castellón ha sido siempre sensato, y no puede ni debe consentir por más tiempo que un hombre ignorante (...) abuse de este pueblo y de las libertades conquistadas por nuestros mayores, porque de los contrario estamos corriendo un ridículo ante la opinión sensata de la nación.

Cuando estas líneas periodísticas, insultantes y despreciativas para Francisco González Chermá, se escriben en Castellón el republicano castellonense llevaba ya casi 30 años de vida política y apenas faltaban cuatro para su fallecimiento. Otro año más tarde, en 1.893, todavía se le tildaba de "bufón del Congreso". Por supuesto, Francisco González Chermá carecía de las técnicas forenses y parlamentarias en las que tanto abundaban muchos de sus contemporáneos y correligionarios -Castelar, Salmerón, Pi y Margall, Benot, Olazaga, etc.-. Su dotación más valiosa como político de masas era el entusiasmo y la vehemencia, la acción directa; su capacidad de comunicación con las gentes del pueblo. Así no era de extrañar que el 20 de febrero de 1.873 interpelase a los ministros con esta pregunta, impertinente y molesta, antes y ahora, para cualquier político:

¿Están decididos los Srs. Ministros, y especialmente los que proceden de la fracción o el partido republicano, a separarse y dejar las poltronas o el banco azul si encuentran dificultades para llevar a cabo lo que el país reclama?.

Lo mismo que reconocía su falta de preparación cultural, también reconocía, con gran espontaneidad, su falta de elocuencia forense: "Me recomiendo a la Cámara para que tenga presente que no soy orador, como que estoy acostumbrado a hacer uso de la palabra en dialecto valenciano y por ello será algo difícil que me podáis entender (...), repito que tengo que encomendarme a la benevolencia de la Cámara". El valencianismo político no era tema de especial preocupación para Francisco González Chermá ni levantó esa bandera. Utilizó el valenciano  como lo utilizó siempre como otros muchos republicanos, en el lenguaje coloquial y familiar. Es muy posible que también lo utilizara como vehículo de expresión más íntimo y asequible, políticamente más efectivo, entre sus fieles seguidores de los arrabales. Pero su explicación sobre el valenciano en el Parlamento no tiene otra lectura, en mi opinión, que una salida ocurrente para disculpar su falta de técnica oratoria y forense, al margen de que Francisco González Chermá sintiese el lógico cariño doméstico hacia su lengua vernácula; y digo cariño doméstico porque ni una sola vez, que yo sepa, planteó en sus programas la recuperación de una lengua tan afectiva y entrañable. En el Parlamento fue célebre la falta de rigor, el desconocimiento de los reglamentos, y las audaces o imprudentes, si se quiere, interpelaciones de Francisco González Chermá. Creo que es en este contexto en donde hay que buscar la "ratio" de la alusión al "dialecto" valenciano de Francisco González Chermá. En el año 1.872 presentó un proyecto ley tributaria que pese a su indudable interés social carecía del mínimo rigor jurídico y técnico. Diez años más tarde sus propios correligionarios utilizaron este proyecto como un elemento más de la campaña de desprestigio montada contra él.

Francisco González Chermá dada su peculiar personalidad, extrovertida, franca y audaz, tuvo muchos enemigos políticos, dentro y fuera de su partido. Pero, posiblemente, en toda la historia política contemporánea de Castellón, ningún líder político haya sido tan denigrado y humillado por sus propios correligionarios como el fundador del PR-CS, a raíz de la polémica surgida entre Francisco González Chermá y los jóvenes valores ("los bebés") del PR-CS -don Fernando Gasset, Arasa, Perales Vilar, etc..- descontentos con su política en lo que se ha llamado la primera ruptura generacional del republicanismo castellonense.

Pocas lides periodísticas había dejado tras de sí, dejó tan amargo e ingrato como la que en 1.882 sostuvieron EL CLAMOR Y EL CLAMOR DE LA DEMOCRACIA -las letras mayúsculas están en letra cursiva en el texto original-, respectivamente dirigidos por los señores Francisco González Chermá y Perales Vilar. Nunca como entonces lució la procacidad desnudez tan obscena; los secretos más recónditos de la vida privada y los pliegues más ocultos de la conciencia fueron en aquella razón sacados a la luz...

"Cuando sepamos de alguna comarca inculta o incivil que reclame un cacique salvaje en despotismo aunque cobarde y un remanso de humildes servidores amigos de la adulación y la hipocresía, allá invitaremos a ir a Francisco González Chermá y a los que a su alrededor bullen y se agitan como villanos - mujerzuelas en callejero visible alboroto"; "señor de las conciencias; dueño homínido - de vidas y pensamientos no ha dejado tolerar que nadie juzgue inoportuno lo que él crea procedente; que nadie estime conveniente lo que él decida perjudicial". Pese a su trayectoria republicana limpia se le acusó de brindar en la Liga de Contribuyentes por el Rey Alfonso XIII, lo cual no pasaba de ser un acto de cortesía personal, olvidando su valiente y arriesgada postura con motivo de la visita del Rey Amadeo I a Castellón en el mes de septiembre de 1.871 que le mereció ser felicitado con mucho entusiasmo por muchos republicanos federales de toda España. "González Chermá era diputado en el año 1.873, en las cortes federales. Aquellas Cortes tenían por objeto hacer una nueva Constitución y derogar la de 1.869, González creía aquello bueno, hoy acepta la Constitución de 1.869 que entonces trataba de derogar. Por González y todas las intransigencias de la extrema izquierda acató la República; entonces no podían gobernar con la Constitución de 1.869: la  acata y acepta con el manifiesto de abril. González era federal, era pactista, era de Pi y Maragall; ahora habla contra él -tal vez resentido porque no aceptara sus planes de Hacienda-". Las calumnias o medias verdades como las que hemos citado a título de inventario sobre Francisco González Chermá podrían llenar cientos de folios. Difícilmente un hombre político podía ser agredido en su honor de una forma tan lamentable:

Cuentan de chales que un día

de federal renegaba

y a todo el pueblo ocultaba

El puesto cambia que hacía

¡Habrá otro entre si decía

que engañe mejor que yo!

Y cuando el rostro volvió

Halló la respuesta viendo

Que bebes iban diciendo

lo mucho que él se calló

Y en fin -por hoy- conste que

chales el del cordellet

ya no es federal 

El cénit de esta campaña lo constituye la caricatura de Francisco González Chermá, en forma de esquela necrológica que "El Clamor de la Democracia" publicó el día 13 de mayo de 1.883. Con un pésimo gusto se habla del "ex-empleado con seis mil realetes que gastó en paellas y libros de cocina". No sería la primera vez que se dudase de la honestidad personal de Francisco González Chermá. 


Esquela contra Francisco González Chemá



Ya hemos dicho antes que un político de sus perfiles humanos y sociales debía de suscitar muchas suspicacias y envidias entre sus correligionarios. En cualquier momento aflora el desprecio hacia el hombre de orígenes humildes que llegó a las más altas magistraturas -alcalde de su ciudad, diputado, líder del PR-CS...-. Mateo Asensi Giménez, un republicano de gran valía intelectual -fue abogado-, a propósito de la polémica que estamos analizando, llegó a calificar el proceder de Francisco González Chermá como "propio de ignorantes..". La vehemencia de su carácter se atribuía "a la diferente educación recibida". Quizás los redactores de "El Clamor de la Democracia" comparaban la formación universitaria de casi todos ellos -Gabriel Arasa, don Fernando Gasset, Bautista Nogués, etc.- con el limitado nivel cultural de un zapatero. También los liberales dinásticos, incluso dos años antes de la muerte de Francisco González Chermá le rodeaban de infundios de este tipo:

(....) al Sr. González Chermá le gusta regalarse en la comida, viste como un señor; permitiéndose hasta el lujo de gastar lentes de oro, levita, sombrero de copa y cuanto gasta un caballero; habita en una de las mejores y más céntricas casas de la capital; hace continuos viajes, y por fin, vive en Madrid durante las legislaturas, a la vez que continua aquí su familia sin que nada le falte (...)

En una palabra: el Sr. González Chermá no tiene bienes de fortuna, no tiene oficio, no trabaja: es tan pobre como el que vive de la caridad pública, y sin embargo, gasta como un señor. ¿De qué vive pues el Sr. González Chermá?.

Sin embargo, años más tarde, a propósito del estudio de la Ley de Incompatibilidades de la II República, Francisco González Chermá, junto con otros políticos de Castellón, Victorino Fabra, Cayo Gironés, Cristóbal Aicart, eran propuestos como modelos de honestidad, "nombres desconocidos en el Registro de la Propiedad, a pesar de que la vida de la provincia estuvo en sus manos...". Es cierto que Francisco González Chermá no se enriqueció en el ejercicio de su vocación política y de los altos cargos que desempeñó. A consecuencia de su participación en la revolución cantonal la casa que heredó de sus padres incluso fue embargada en 1.873.

No resulta extraño dado que González Chermá sufrió hasta el año 1.882, 40 procesos por delitos políticos. En 1.884 fue procesado y condenado nuevamente a una pena de ocho años y un día de prisión mayor, accesorios costas por ataques a la institución monárquica . En este mismo año, el Obispo de Tortosa ex-comulgó al diario "El Clamor" dirigido en aquel entonces por Francisco González Chermá. Y no fueron pocas las ocasiones que sus enemigos políticos, cosa rara, reconocieron su dignidad y sinceridad en la resolución de los problemas planteados.

En 1.880 Ruiz Zorrilla y Salmerón, ante el evidente fracaso del Manifiesto de París, pusieron en marcha otro plan para lograr una gran concentración de fuerzas republicanas. La fórmula establecía ciertas transacciones entre los antiguos radicales y la derecha republicana de las Cortes de 1.873, aparece como "en una suprema contradicción" consiguieron la colaboración de no pocos ex-diputados de la extrema izquierda y entre ellos Francisco González Chermá .

 En 1.891 Ruiz Zorrilla desde París le escribe a González Chermá:

(...) Es preciso que Vd. vaya al Congreso. Personas de su respetabilidad y carácter nos hacen allí falta para constituir una minoría digna de la República que pensamos establecer.

Francisco González Chermá no era precisamente un intelectual; pero disponía del bagaje intelectual suficiente para estar en la vida política con cierta dignidad y decoro. En mi opinión las críticas vertidas sobre él en este aspecto tienen la característica crueldad que se vierte sobre todas aquellas personas que por sus propios medios y valía personal alcanzan puestos y situaciones de relieve. Otra cosa era la vehemencia de su carácter poco conciliador; Francisco González Chermá era el típico revolucionario de la toma de la Bastilla, de la Comuna, o de la revolución cantonal. Un buen revolucionario que, posiblemente se habría sentido incómodo en el ejercicio rutinario de una labor de gobierno. Rodríguez Solís lo sitúa en su cuadro de honor de los periodistas republicanos ; pretendía eliminar las diferencias sociales "a través del camino de la libertad" (...) "La razón ha puesto de frente al privilegio y al derecho, o sea a la aristocracia y a la democracia: al consumidor y al productor; y por último al capital y al trabajo".

Luchó incansablemente -pues éste era su estilo- por la supresión de las quintas y de las matrículas del mar; apostó como todo el PR por la supresión del impuesto de consumos; planteó en el Congreso la mayoría de edad a los 20 años lo cual suponía un avance notable y un compromiso decidido por la incorporación de la juventud a las tareas políticas; combatió las fórmulas conservadoras de la política y desde las páginas de "El Centinela Federal" desarrolló muchas campañas de opinión por la desaparición de la esclavitud en nuestras colonias. La preocupación social por el mejoramiento de la vida de los trabajadores y por su educación cultural fue constante en Francisco González Chermá; además con un matiz diferencial respecto a otros republicanos: sin paternalismo.

Está planteada la hipótesis de que Francisco González Chermá perteneciera a la Orden Masónica. Joan Carles Usó, lo da por seguro, pero sin aportar datos documentales . En el homenaje dispensado en 1.890 al Gran Oriente Español, presidió el banquete junto con don Miguel Morayta, Carlos Llinás y don Fernando Gasset, pero sabemos muy pocas cosas más.

Formó parte de la Liga de Contribuyentes  y como dice Enrique Perales Vilar el Sindicato de Riegos de Castellón se constituyó por iniciativa suya, siendo Alcalde, el 11 de septiembre de 1.869 .

Ante la juventud republicana de Castellón planteó su conocida tesis del derecho a la violencia -en contra del criterio de Pi y Margall-

... tiene constantemente esta Nación el derecho, y hasta el deber los republicanos de, insurreccionarse siempre que lo juzguen oportuno, para sacar incólumes los derechos naturales a salvo de la opresión....

El sistema de la esclavitud, la discriminatoria regulación del sistema de reclutamiento; la censura de prensa; los privilegios de los poderosos, la degradación de la justicia; el aumento incomprensible de la deuda pública; el injusto sistema tributario; etc. justificaban plenamente "que el pueblo español puede y debe sublevarse contra lo existente...". El voto de confianza del comité republicano -democrático federal de Castellón- no le faltó en los años difíciles del Sexenio:

...dar un voto de confianza a su digno representante en las Constituyentes, ciudadano Francisco González Chermá, por su patriótica constancia y desinteresada conducta observada durante los largos años que está al frente del partido de esta provincia y especialmente por la observada en las actuales Constituyentes, que, a la par de rehusar empleos políticos de importancia y confianza, a sí defendido la integridad de la pureza republicana democrática federal.

En las elecciones legislativas de 1.895 Francisco González Chermá ya no fue el candidato del PR-CS; le sustituyó don Fernando Gasset que, por cierto, perdió frente al fusionista Sánchez Pastor. En el año 1.884 sus propios concejales votaron en contra suya para el cargo de Visitador de Consumos, propuesto por el alcalde José Tárrega. Sin embargo don Fernando Gasset ya sobresalía políticamente pues en esta misma fecha formaba parte de la Comisión que tenía que informar sobre el estado y las necesidades de la clase obrera.

Francisco González Chermá falleció en una casita de campo del paseo Morella el día 24 de julio de 1.896, a consecuencia de un ataque apopléjico; falleció a las tres de la tarde asistido del doctor y correligionario Vicente Gea. El entierro católico de Francisco González Chermá fue un gran acontecimiento en Castellón y dio paso inmediatamente al nacimiento del mito. La muerte, además de un cadáver, enterraba también el hombre de carácter difícil y violento; al político envidiado y cuestionado, por su origen humilde, por los sectores más acomodados de Castellón; las burlas por su falta de preparación universitaria, etc.; las insidias, desde sus propias filas, sobre su honestidad, etc.

El Partido Republicano de Castellón también estimuló su "mitología", su creación de mitos, con una función movilizadora del esfuerzo, del heroicismo y del martirio, si era preciso, por el triunfo de la República, incluso asumido el mito en contra de todo fundamento o prueba racional, "si el mitología no es real -dice García Pelayo- el mito, en cambio, constituye, como hemos visto, una realidad, algo que está ahí y que se resiste, que posee más que es poseído, y que, independientemente del grado de su realización, ha contribuido a configurar la historia tal cual ha sido ".

En sus propagandas, en sus sacrificios, en sus peligros y en sus torturas, González Chermá no atendió jamás a su personal exaltación. Apóstol de una idea, caudillo provincial de un convencimiento, atleta de la democracia republicana, significóse contra el culto idolátrico rendido al hombre....

Estas palabras se escribían en el primer aniversario de su muerte. Los republicanos de Castellón, como todos sus correligionarios, tan aficionados a las figuras literarias hiperbólicas, le bautizaron con muchos títulos simbólicos, "honradez inmaculada", "honrado patricio", "desprendimiento de apóstol"; pero quizás, Manuel R. Zorrilla, definía de una forma más sencilla y normal como "su constancia a toda prueba".

Los adornos, las flores y las cintas del féretro fueron arrebatadas por la multitud de sus correligionarios, por el pueblo llano -"... se abalanzaron sobre el féretro, se apoderaron de él, hicieron trizas los adornos que lo embellecían y sin que nadie pudiese impedirlo, dejaron poco menos que desnuda la rica caja que encerraba el cadáver"-. Los componentes de la banda municipal -Francisco González Chermá era violinista- se ofrecieron para acompañar el cadáver. Durante el cortejo se interpretó la marcha fúnebre titulada "Jueves y Viernes Santo" compuesta por Francisco González Chermá en el año 1.866. El Partido Republicano y su viuda, doña María Soler, recibieron escritos de pésame de Salmerón, Cassola, etc. Una gran parte de la prensa nacional de todos los matices, dio la noticia de su fallecimiento, detalle que llama la atención, en cierto modo, por tratarse de un político "de provincias", pero que demuestra su gran popularidad. "Las Provincias", el diario conservador de Valencia, le hacía más justicia con su información objetivada que, posiblemente, la interesada y hueca retórica de aquellos correligionarios suyos que a niveles tan ínfimos le degradaron en otro tiempo:

(...) era un industrial muy apreciado en Castellón, dueño de uno de los principales talleres de calzado de aquella capital, cuando en 1.868 comenzó a darse a conocer como político (...) No era un hombre de letras, pero sí de ingenio muy vivo y de palabra fácil (...) Había ido muchas veces a las Cortes y en ellas no se arredraba ante los políticos y oradores de más talla. No tenía una elocuencia culta y correcta, pero a su manera intervenía valientemente en todos los detalles, explicándose con claridad y energía.

... era un hombre recto y bien intencionado que no convirtió la política en profesión lucrativa y que por la consecuencia de sus ideas sufrió grandes contrariedades, procesos y persecuciones.

"El Tiempo" de Madrid; "El Diario de Tortosa", "La Justicia" de Madrid, "Pueblo" de Valencia "El Castellano" de Palencia, "El Ampurdanés" de Figueras, etc. publicaron reseñas cronológicas coincidentes todas ellas en destacar su honradez y fidelidad republicana. Otra reseña de sus enemigos políticos más encarnecidos, los carlistas, valía, como en el caso de "Las Provincias", mucho más, que todos los alardes de dolor de los suyos:

.... a pesar de su humilde origen, y la época en que se formó su personalidad, época de acción más que de reposo, le impidió adquirir una cultura que tampoco le hizo nunca falta para llegar al corazón de las masas, a las que fácilmente manejaba.....

Por deseo expreso de su familia fue un entierro católico con todo el clero de la Iglesia de Santa María. Entre las numerosas coronas había una de don Fernando Gasset, con la siguiente dedicatoria: "A mi inolvidable Jefe". El clero renunció al cobro de sus percepciones.

El ayuntamiento de Castellón acordó dedicar la calle Enmedio a González Chermá, con tan sólo los votos en contra de un concejal carlista y del alcalde Bellido -liberal-. No obstante, el acuerdo chocó con el criterio de algunos cerrados sectores clericales porque se le consideraba "un ateo, un masón, un enemigo de Dios".

Su tumba se constituyó en el homenaje obligado de las nuevas generaciones republicanas (87). La Ronda Mijares sus calles adyacentes dedicaron sus fiestas al republicanismo castellonense: Barriada que ha sabido desterrar la rancia costumbre de celebrar a los santos, sustituyéndola por el recuerdo a un castellonense eximio.

Las reseñas hagiográficas se suceden en la prensa republicana de Castellón a partir de su muerte, como ingredientes esenciales de su mitología. En la sesión ordinaria del ayuntamiento de Castellón del 22 de abril de1.931, a propuesta de don Fernando Gasset, se acordó celebrar un homenaje "en recuerdo del ilustre patricio fundador del partido republicano de Castellón" y se colocarían unas coronas de flores en la calle de su nombre -antigua y actual calle Enmedio- y en el nicho donde reposan sus restos mortales. Cinco años más tarde, el 13 de agosto de 1.936, la Comisión Gestora del ayuntamiento, a instancias del presidente del Comité Ejecutivo de Frente Popular, interesó el cambio de nombre de las calles dedicadas a don Fernando Gasset, a Lerroux y Alcalá Zamora -la de Lerroux por la de Largo Caballero- "... ya que se ha tenido hasta ahora el nombre de Lerroux como el de revolucionario español de la democracia, habiendo sido traídos a esa democracia y habiéndola deshonrado..."- también se sustituyeron las calles dedicadas a los alcaldes del PR-CS, Carbó y Forcada. En la misma sesión municipal,

... el señor presidente dio cuenta de que el Domingo había dado orden de que se quitara el rótulo que da el nombre de Guerra del Río al Grupo Escolar del Grao y se le pusiera el de Francisco González Chermá, aprovechando la circunstancia de que este ilustre republicano castellonense no tiene ningún grupo escolar en Castellón ni el Grao, y que es merecedor de ello, por su historia limpísima en aquella época en que llamarse republicano era mucho más difícil que ahora.

En el año 1.979 el Ayuntamiento socialista de Castellón, con justicia merecida, restableció el nombre de la calle dedicada a don Fernando Gasset. La deuda con Francisco González Chermá sigue pendiente.

Nota: desconozco al autor de este escrito, he intentado buscarlo, por ello desconozco si posee derechos de autor, por mi parte lo he modificado mínimamente para poder repara elementos no inteligibles.